domingo, 9 de diciembre de 2012

Pacto por los andaluces


Ahora la pelota está en el tejado del PP. Tras la disposición manifestada por la patronal y las organizaciones sindicales de sumarse al pacto por Andalucía propuesto por Griñán el 4-D, sólo falta que los conservadores andaluces terminen de deshojar la margarita.

La decisión no es fácil. Algunos dirigentes populares pensarán que sumarse a un pacto que objetivamente tiene que liderar, y por tanto puede rentabilizar electoralmente, el presidente de la Junta podría conllevar graves riesgos. Sin embargo, la opción de no incorporarse al acuerdo tiene peligros aún mayores. El PP andaluz está a la baja demoscópicamente hablando. Según el Diario de Sevilla, la encuesta que el IESA hará pública esta semana pondrá de manifiesto que, ocho meses después de las elecciones, el PSOE-A le lleva ventaja al PP. En la calle existe la sensación de que el PP-A no está haciendo nada útil en la oposición. Los andaluces perciben que Zoido está más centrado en su labor en el ayuntamiento de Sevilla que en sus problemas. Y una negativa a sumarse a ese pacto, sólo puede reforzar esa corriente de opinión.

La idea de Griñán de rubricar un pacto por Andalucía es buena y los dos grandes partidos tienen un papel que jugar en ese acuerdo. Griñán deberá buscar el apoyo del PP-A para preservar un modelo diferente de salida de la crisis basado en la austeridad (por ejemplo, la eliminación de la programación de Canal Sur 2) pero no en recortes en sanidad y educación. Por su parte, Zoido deberá vigilar para que el pacto no sirva como simple justificante para engordar las arcas de empresarios y sindicatos con fondos públicos, como ha sucedido en el pasado con los acuerdos de concertación social, sino para crear empleo para los andaluces.

Y, sobre todo, ambos deberán ayudar a que ese pacto sea la tarjeta de presentación en el resto de España de una Andalucía unida y fuerte como contrapeso al enésimo intento de Artur Mas, que veremos pronto tras el fiasco independentista, de negociar un acuerdo fiscal con Rajoy similar al concierto vasco. Griñán sabe que la posición de Andalucía a la hora de negociar el próximo sistema de financiación autonómica, ahora que no hay un gobierno central del mismo signo político que el andaluz, ha quedado muy debilitada. Por tanto, sólo en caso de que los dos grandes partidos andaluces presionen, de forma concertada, en sentido contrario a las agujas del reloj del nacionalismo catalán, Rajoy tendría mucho más difícil pactar un sistema de financiación insolidario con Mas.

Debe ser, en definitiva, no un pacto por Andalucía, sino un pacto por los andaluces. Faltan aún tres años y medio para las próximas elecciones autonómicas. Éste es el momento. ¿Estarán Griñán y Zoido a la altura?

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