Tras la pérdida del poder por parte de los socialistas en Jaén en las elecciones municipales, Griñán lograba una solución de compromiso que aplazaba la crisis interna en la dirección local hasta después del 20-N. Otra derrota después y ante la perplejidad de su afín, Mar Moreno, el presidente andaluz ofrecía a Gaspar Zarrías la cabeza de la excaldesa de esta ciudad, Carmen Peñalver, también cercana a las posiciones políticas del inquilino del Palacio de San Telmo.
No es casual tampoco que Chaves llamase a la unidad hace cinco días y pidiese a los militantes del PSOE andaluz que cerrasen filas detrás de Griñán para ganar las elecciones.
Estos dos hechos no suceden por que sí. Llevo toda mi vida escuchando la máxima de que las divisiones internas en los partidos políticos conducen a derrotas seguras en las elecciones. El presidente andaluz, José Antonio Griñán, consciente de este axioma y sabedor de que se está jugando volver a ocupar San Telmo, parece haber alcanzado un pacto de no agresión con el sector crítico -encabezado por Manuel Chaves y Gaspar Zarrías- según el cual las ejecutivas provinciales tendrían plena libertad para elaborar las listas a las elecciones autonómicas. Ahora la consigna es paz por listas autonómicas. Luego ya veremos.
Hola Jorge, he sido seguidora tuya de tu anterior blog sobre la precampaña catalana y me alegro mucho poder seguir leyéndote ya que aportas una visión muy clara de los políticos y de la política. Te animo a que sigas, aunque sea por un motivo egoísta, poder seguir leyendo una opinión imparcial de la política española actual.
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